¿Evidencia de bendición y madurez espiritual?


En las últimas semanas he podido leer y escuchar declaraciones que casi me dejan en un estado de shock. No por las declaraciones en sí mismas, sino porque proceden de hermanos de diversas iglesias que se consideran de sana doctrina. Solo les diré que, aunque parezca sorprendente, dichas declaraciones muestran el nivel de humanismo, materialismo, feminismo, machismo y algunos otros "ismos" en la mente de algunos —tal vez muchos— cristianos.

Lo que se puede entender de lo que estos hermanos han dicho, es que parece no ser importante cumplir con el diseño de Dios para la familia y la iglesia, sino alcanzar las metas individualistas como evidencia de la bendición de Dios; no es importante que cada miembro de la familia y de la iglesia se presente como sacrificio vivo (Rom 12:1), sino que la prioridad se centra en presentar resultados en moneda, contante y sonante (cf. Mateo 6:24), en número de personas "afiliadas" (cf. Juan 6, en esp. v. 66) y en bienes inmuebles (cf. Hechos 17:24-25) como evidencias de la madurez espiritual —a lo que llaman "crecimiento"— de la iglesia.

¿Cuál es la medida de madurez espiritual para ti? ¿Cómo ponderas el crecimiento de tu iglesia?, ¿con números y estadísticas o con la Palabra de Dios? Recuerda que el trabajo de la iglesia no es hacer colectas, ni reclutamiento, ni construcciones; el trabajo es hacer lo que Dios la diseñó para hacer.

"Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén" (Mateo 28:18-20)

"Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efesios 4:11-13, énfasis añadido)

¡Seamos iglesia entonces!

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