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Mostrando entradas de agosto, 2015

La parábola del Futbolista

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Había un hombre que se dedicaba a practicar el voleibol. Un día fue invitado a conocer un deporte diferente: EL deporte. Entonces conoció el fútbol, y supo que debía convertirse en futbolista; había sido elegido y llamado para serlo. Ese día "nació" el Futbolista. A partir de ese día, él entrenaba todo el tiempo que podía. Siempre se presentaba con su uniforme deportivo: playera del equipo, pantaloncillos cortos, calcetas, espinilleras y zapatos de fútbol. Los lunes iba al campo de fútbol y corría, ¡vaya si corría durante varias horas! Los martes hacía calentamiento y practicaba dominar el balón; y sí, poco a poco lo fue dominando cada vez mejor. Los miércoles, junto con todo el equipo practicaba las paredes, los tiros libres, los penales y jugaban en equipo; una experiencia que solo se repetía, con un sentimiento de mayor integración, los domingos que jugaban en el estadio. Los jueves y los viernes cada uno practicaba en el campo sus técnicas individuales y los sábados, l

Cansancio, no rendición

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Me siento extremadamente cansado... El asunto es este: nunca en mi vida "estar cansado" ha sido sinónimo de "rendirme", pero sí lo ha sido de "tomar un respiro" y en otras ocasiones, de "apartarme": alejarme del mal y no convertirme en cómplice, evitando así deshonrar al Señor. Y mi experiencia ha sido la que Isaías describe en su capítulo 40, versículos 29 al 31: "El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán". Así que a pesar del cansancio y los obstáculos, continúo corriendo la carrera. ¿Te sientes cansado hoy? Pregúntale al Señor si es tiempo de tomar un respiro o si es el momento de apartarte. Y entonces, con fuerzas renovadas, prosigue a la meta... Marzo 12, 2015

Hagamos iglesia según la Palabra

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Octubre, 2014 "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Jua 13:35). "Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones [...] alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos" (Hch 2:42, 47). "Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo [...] Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe" (Hch 5:42; 6:7). "Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía" (Hch 11:26). "Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora