¿Te sobran los pretextos?
-Hermano, ¿por qué no viniste al templo la semana pasada? -¡Ay hermanito! Es que el clima estaba feo. -Bueno, estaba lloviendo nada más. -Sí por eso, ¿cómo crees que iba a venir? Se me iban a echar a perder mis zapatos nuevos... Bueno, y a lo mejor me resfriaba... -(¡Plop!) No pues sí, pretextos nos sobran. ¿Qué pensarían los hermanos de la foto de una conversación como esa? Más importante aún, ¿qué piensa Jehová Dios de nuestros tontos pretextos, no sólo para no congregarnos, sino para no hacer *todo y cada cosa* que nos pide? Una cosa es la prudencia y otra la displicencia... ¡No os hagáis! "Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir" (1 Pedro 1:13-15).