Semana complicada, semana bendecida


Esta semana ha sido complicada: familia, ministerio, iglesia, finanzas, trabajo, tiempo...

Solo por la gracia de Dios resistimos en la batalla y continuamos adelante, sabiendo que el Señor es nuestra ayuda y fortaleza.

Por otra parte, esta misma semana, ha sido de grandes bendiciones: familia, ministerio, iglesia, finanzas, trabajo, tiempo...

Y no, no me he equivocado al repetir dichos lugares comunes. A mi familia y a mí, Dios nos mostró en esta misma semana, en cada circunstancia difícil —que en algunos casos parecía imposible de poderse resolver—, que Él responde a nuestras súplicas y que es misericordioso; que aunque no siempre su respuesta es igual a nuestra petición, Sus tiempos y propósitos son perfectos. Si bien algunas veces recibimos cuanto esperábamos —y a veces mucho más—, otras veces su respuesta es como aquella que Pablo recibió: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad".

Esta semana ha sido complicada y de grandes bendiciones: ¿cómo no alabar y bendecir a mi Padre a través del sosiego pero también de la tormenta? ¿Cómo no glorificar el nombre del que me ha prometido no dejarme ni desampararme? ¿Cómo no decir: "Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre"?

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