En todo lugar y sin cesar
"Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda" (1 Timoteo 2:8).
La indicación es clara: Pablo habla de que oremos, los varones, en todo y cualquier lugar —implicando que lo hagamos también en cualquier tiempo, como leemos en 1 Tesalonisenses 5:17—, buscando que nuestra vida, consagrada y rendida a Dios, respalde nuestras oraciones.
Matthew Henry comenta respecto de este versículo:
"En los tiempos del evangelio la oración no debe limitarse a una casa de oración en particular, pero los hombres deben orar en todas partes. Debemos orar en nuestros cuartos, orar en nuestras familias, orar cuando comemos, orar cuando viajamos, y orar en las asambleas solemnes, sean públicas o privadas. Debemos orar con amor; sin ira ni contienda, sin enojo con nadie. Debemos orar con fe, sin dudar y sin debatir".
Varones: si no están orando sin cesar, en todo tiempo y lugar, buscando vivir la voluntad del Señor —amándole a Él y amando al prójimo—, ya es hora de que lo hagan; no esperen a nadie, solo háganlo.
Busquemos y agrademos a Jehová Dios, ¡oremos, hombres, oremos!
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