A veces se siente cerca...

Hay ocasiones en que sentimos que estamos cerca del borde, digamos, cerquita de salir con los tenis por delante. ¿Qué actitud hay en tu corazón en esos momentos? No digo que no llores ni tiembles por los nervios o por pensar en los pendientes que estarías dejando. No, me refiero a lo que piensas cuando te das cuenta de que en un instante puede ser el último instante aquí...

Joseph H. Gilmore escribió allá por 1862 (trad. Epigmenio Velasco):
"Y la carrera al terminar, el alba eterna al vislumbrar,
no habrá ni dudas ni temor, pues me guiará mi buen Pastor.
Me guía Él, me guía Él, con cuánto amor me guía Él;
no abrigo dudas ni temor, pues me conduce el buen Pastor".
Pero si ese Pastor no fue quien te guió mientras andabas por acá, será casi imposible que estas frases digan la verdad acerca de tus últimos segundos en esta vida.

Hace unos días estuve allí, sentado al borde del precipicio que da al final de la existencia. Gracias a Dios, y solo gracias a Él, pude recordar esas palabras, y aunque nunca será fácil el asunto de la agonía ni de la despedida, el futuro en la eternidad es posible tenerlo garantizado en presencia del Creador, y eso te da una paz que no se puede explicar.

Sí has estado allí sentado alguna vez, reconocerás el sentimiento. Pero, ¿reconoces la seguridad de la cual hablo? ¿No? Pues entonces, ¿por qué no te das una vuelta por aquí y piensas al respecto?

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