¿Qué ven nuestros pequeños en la TV [y la Internet]?
El siguiente extracto, ha sido obtenido de un artículo que reseña un estudio conducido por dos investigadores del departamento de Dibujo de la Universidad de Granada. El estudio lleva por título: "Análisis de los dibujos animados emitidos en televisión: personajes, estilos y mensajes".
Los mensajes negativos están ocultos en muchas historias: Niños que insultan a su madre [...] madres que pierden los nervios con facilidad y gritan y pegan a sus hijos [...] Buenos amigos que se maltratan física y psicológicamente como única forma de resolver sus problemas hasta el punto de sacarse los ojos [...] Protagonistas holgazanes, despistados, que van mal en los estudios y nunca obedecen a sus padres.
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Extrema violencia en capítulos cargados de odio y sed de venganza [...] Una mujer que recibe constantes abusos y denigraciones de un personaje a quien consideran su jefe y su dueño, que además la insulta y agrede físicamente [...] aparecen secuencias de armas y figuras fumando, algo totalmente vetado hoy en el horario televisivo infantil.
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La violencia es la trama que siguen el 27% de las series de dibujos animados. [...] La violencia aparece de formas muy distintas [...]. El problema es cuando la violencia se utiliza para generar tensión y mantener la diversión y la atención. Ocurre en series en las que se da sistemáticamente un maltrato entre amigos del colegio, que tienen una relación de amor odio o que uno es más poderoso y se aprovecha del otro gastando bromas pesadas, burlas, pegando [...] En algunas series hay sexismo, violencia, sexo y alcohol [...]
«Los protagonistas son alcohólicos, holgazanes, utilizan a sus mujeres como objeto y ellas se muestran complacientes... Un niño al que se le ofrece este comportamiento como algo gracioso y heroico sólo puede comprenderlo de forma literal, ya que aún no tiene suficiente criterio para diferenciar la ficción de la realidad», indica el estudio. (Fuente en línea)
Este estudio se realizó en España, pero créeme, en Latinoamérica no "cantamos tan mal las rancheras", como diríamos en México: tenemos muchos de los mismos programas, y si se hiciera algún estudio similar, los resultados serían casi los mismos.
Muchas de las veces que toco este tema con algunas personas, no falta quien me diga: "Sí, ya lo sabía". Y sí, digo, ya lo sabíamos desde "hace decenios", o al menos eso nos gusta presumir, pero "saberlo" y hacer algo al respecto son cosas muy diferentes.
Hace ya varios años, en una plática con un grupo de hermanos en la fe, les comentaba este asunto del cuidado que deberíamos tener con nuestros pequeños respecto de lo que veían y escuchaban en todos los medios, principalmente la TV, que es lo que más a mano tenemos. Una hermana me dijo: "Sí, ya lo sabía y antes, me sentaba a ver los programas con ellos y al terminar, les explicaba si algo era incorrecto". Entonces le pregunté: "¿Antes?", a lo que respondió: "Sí, antes, ahora ya no tengo tiempo". Me sorprendió un poco su respuesta, así que hice otra pregunta: "Pero, ¿sí revisas la programación y les permites ver solo lo que es 'más sano', verdad?". Con un suspiro y algo de displicencia, respondió: "Es que no tengo tiempo y eso requiere de invertir toooda la tarde".
Sí, todo lo que tiene que ver con "cuidados y mejores prácticas de paternidad" lo sabemos desde que eramos niños, claaaro, ¿qué no? Pero si por ahí asoma algo de humildad en nosotros, deberíamos escuchar nuevamente acerca de "eso" que creemos tener bajo total y absoluto control y dominio y revisar si estamos haciendo lo necesario para cuidar la mente, el corazón y el espíritu de nuestros pequeños. No poner atención a esto y dejarlos solos en el mundo de los medios audiovisuales, es contribuir a que tropiecen, lo cual para nuestro Señor Jesucristo, es algo gravísimo:
"Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar" (Marcos 9:42).
Cuidemos su integridad: es parte de nuestra responsabilidad en esta vida.
Edición (2022-07-15):
Este artículo lo escribí en el 2014. Hoy, en el 2022, los padres han puesto el "entretenimiento" en las manos y control de sus pequeños desde hace ya algunos años. Lo han hecho a través de instalarles una computadora en sus habitaciones y proporcionarles tabletas y celulares con acceso a Internet. Y muchísimos lo han hecho sin control alguno: sin horarios, sin revisiones, sin software de control parental, sin discernimiento. Y se los han dado a pequeños desde los dos años --o incluso antes--. Y la alarma que hice sonar en el artículo hace unos ocho años, sigue vigente y debería sonar más fuerte que nunca.
Si eres uno de estos padres que he descrito, en verdad te exhorto a que leas Deuteronomio 6:4-9 y Efesios 6:1-4, para empezar. Pero sirva la misma Palabra, el mismo versículo del final de este artículo, Marcos 9:42, para sacudir tu conciencia y poner manos a la obra en obedecer a Dios en cuanto al cuidado de tus pequeños.
¡Ya levántate!
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