Si me conviene escucho, si no, pues no
Así es como muchos cristianos ven hoy las frases célebres, o mejor dicho, es como ven a los autores de dichas frases:
Cuando el Hermano Fulano dice: "La Biblia contiene un código secreto que puede llevarte a conocer la mejor manera de invertir y ganar dinero en la Bolsa de Valores".
El cristiano moderno comenta: "¡Oh! es el Dr. SantasFinanzas Cristianas, Teólogo y Economista reconocido; hay que escucharlo".
Cuando el Hermano Zutano dice: "La Biblia es el manual por excelencia para ganar dinero de una manera ética si aprovechas las oportunidades del mercado".
El cristiano moderno comenta: "Bueno, es el Sr. Finanzas Cristianas, Autor religioso y Economista de mediana estampa; tal vez haya algo de verdad en sus declaraciones".
Cuando el Hermano Perengano dice: "La Biblia nos enseña a no codiciar y a no amar el dinero y, sí lo recibimos, a ser de bendición a los nuestros primeramente, a los hermanos en la fe y a nuestro prójimo".
El cristiano moderno comenta: "¿Y este Donnadie Ignorante? ¡Ah! debe ser un Pastor dizque de sana doctrina —lo que quiera que eso signifique—; a este no lo escucho por mediocre. ¿Qué ganancia, digo, qué bendición me puede traer?".
No es de extrañarse que esto suceda en la realidad. Y es que hemos dejado que nuestra mente se llene de las ideas del mundo en cuanto al dinero y hasta hemos permitido que esas ideas contaminen la enseñanza en la iglesia. Cuando se habla de las bendiciones de Dios, muchos cristianos, en un número mayor al que quisiéramos reconocer, piensan de inmediato en cosas materiales. Si todo lo que el Señor nos tiene preparado como bendición fuera de índole material, ¡qué triste nuestra eternidad y que paupérrima nuestra existencia en esta tierra!
Me pregunto, ¿por qué no contemplamos, meditamos y enseñamos un poco más sobre otros pasajes de la Escritura aparte de la oración de Jabes? Pasajes como:
Así que hermano, no desgastes tu vida persiguiendo el dinero y los bienes materiales; eso te llevará a tomarle cariño y de ahí, a amarlo y entonces, estarás extraviado de la fe.
Si el Señor te bendice con muchos bienes materiales, ¡gloria a Dios! Bendice tú, abundantemente a otros. Y si el Señor te bendice con pocos o casi nada de bienes materiales, ¡gloria a Dios! Bendice tú, abundantemente a otros.
Cuando el Hermano Fulano dice: "La Biblia contiene un código secreto que puede llevarte a conocer la mejor manera de invertir y ganar dinero en la Bolsa de Valores".
El cristiano moderno comenta: "¡Oh! es el Dr. SantasFinanzas Cristianas, Teólogo y Economista reconocido; hay que escucharlo".
Cuando el Hermano Zutano dice: "La Biblia es el manual por excelencia para ganar dinero de una manera ética si aprovechas las oportunidades del mercado".
El cristiano moderno comenta: "Bueno, es el Sr. Finanzas Cristianas, Autor religioso y Economista de mediana estampa; tal vez haya algo de verdad en sus declaraciones".
Cuando el Hermano Perengano dice: "La Biblia nos enseña a no codiciar y a no amar el dinero y, sí lo recibimos, a ser de bendición a los nuestros primeramente, a los hermanos en la fe y a nuestro prójimo".
El cristiano moderno comenta: "¿Y este Donnadie Ignorante? ¡Ah! debe ser un Pastor dizque de sana doctrina —lo que quiera que eso signifique—; a este no lo escucho por mediocre. ¿Qué ganancia, digo, qué bendición me puede traer?".
No es de extrañarse que esto suceda en la realidad. Y es que hemos dejado que nuestra mente se llene de las ideas del mundo en cuanto al dinero y hasta hemos permitido que esas ideas contaminen la enseñanza en la iglesia. Cuando se habla de las bendiciones de Dios, muchos cristianos, en un número mayor al que quisiéramos reconocer, piensan de inmediato en cosas materiales. Si todo lo que el Señor nos tiene preparado como bendición fuera de índole material, ¡qué triste nuestra eternidad y que paupérrima nuestra existencia en esta tierra!
Me pregunto, ¿por qué no contemplamos, meditamos y enseñamos un poco más sobre otros pasajes de la Escritura aparte de la oración de Jabes? Pasajes como:
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo" (Efesios 1:3, énfasis mío).
"Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores" (1 Timoteo 6:6-10, énfasis mío).
"No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe" (Gálatas 6:9, 10, énfasis mío).
Así que hermano, no desgastes tu vida persiguiendo el dinero y los bienes materiales; eso te llevará a tomarle cariño y de ahí, a amarlo y entonces, estarás extraviado de la fe.
Si el Señor te bendice con muchos bienes materiales, ¡gloria a Dios! Bendice tú, abundantemente a otros. Y si el Señor te bendice con pocos o casi nada de bienes materiales, ¡gloria a Dios! Bendice tú, abundantemente a otros.
Comentarios