Me duele el ánimo :: Soliloquio Introspectivo

Señor, estoy cansado. En ocasiones te he pedido fuerzas y recuerdo que cada vez me las concediste. También recuerdo bien cuando me hiciste ver que el descanso es importante, necesario para cuidar el templo de tu Santo Espíritu. Y veme hoy, Señor. Hoy mis pies no caminan tan rápido como ayer. Hoy mis manos no son tan diestras. La precisión en mis ojos ha disminuído. Y no es queja, Señor. No, no lo es. Y es que hoy, hoy me duele el cuerpo. Hoy me duele el tiempo. Hoy me duele el ánimo. En parte por mi culpa, lo admito y en parte porque el camino ha sido sinuoso y el trayecto accidentado y, sin embargo y solo por tu gracia, hoy no me duele la fe. A diferencia del dolor de hace unos años, hoy esa parte de mi, la fe, no está adolorida. A pesar de los embates "naturales" de la vida y de la oposición "natural" contra aquellos que quieren darte la vida entera, a pesar de todo, me has sostenido. Me has sustentado y hasta aquí me has ayudado. Gracias por enseñarme a andar por fe y por decirme en ocasiones: "mi gracia es suficiente"...

Hoy me quedan claras algunas de las cosas que Pablo les escribió a los Filipenses en el cuarto párrafo de su carta...


Comentarios

Margarita ✿ܓ ha dicho que…
Lo importante es que tu fe permanece y es fuerte, es lo que se percibe al leer el último párrafo, ánimo: que las promesas del Señor en tu vida sean esa luz que veas al final del camino.
Te felicito por tu blog

Entradas populares de este blog

¡Sí! ¡Sermones de 15 minutos y cultos más atractivos!

Todo bien con mi alma

El Rey Incrédulo