Fast food

Una alegoría de la alimentación espiritual a través de las generaciones
Por David Franco

Mc

Queremos alimentarnos sanamente pero "rapidito" y "facilito". Queremos ir al McRoman's y pedir un mactrio "Paulino" que entre rápido por la boca, viaje veloz por el esófago y caiga inmediatamente al estómago para que "prontito" haga digestión, nos proporcione algunas vitaminas y proteínas y nos deje una sensación ligera, de buena digestión.



O queremos ir al KFC (Kibsaim, Filipos & Corinto Restaurant) y ordenar un rico combo familiar "Santiagueño", un combo que nos quite el hambre y que sepa rico,
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que no nos deje sensación de pesadez y que no nos deje con un sentimiento de culpa. Queremos salir de allí como atletas olímpicos después de haber ingerido una comida macrobiótica.

Claro, si el menú incluye platillos light y bajos en calorías ¿qué más se le puede pedir a la vida?

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¡Ah! Y por supuesto, si el restaurante cuenta con "Drive Thru" o si se puede ordenar por Internet ¡mejor! No tendremos que perder taaanto tiempo. Podemos quedarnos en casa y disfrutar de un descanso bien merecido. Eso sí, iremos sólo una vez a la semana para no gastar mucho (todo cuesta) y para no engordar.

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¿Y los niños? Bueeeno, los niños prefieren jugar en vez de comer. Si hay área de juegos, pues que jueguen. Ahí les damos una cajita de las que traen un pedazo de quien-sabe-que-cosa para que no se desmayen del hambre, al fin y al cabo,
lo que acaban aprovechando es el juguete, no el alimento. Da igual, siempre le dan tres mordidas y con treparse a las resbaladillas se dan por bien servidos. Se les olvida que tienen que comer, pero no pasa nada. Ya comerán algún día.

Es tanta la prisa por descansar, que ni nos fijamos qué cosa estamos comiendo y si nos estamos alimentando realmente.

Pasan las semanas. Pasan los meses. Pasan los años y un día nos levantamos y nos miramos al espejo...

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La gordura (por desnutrición y exceso de grasa en lo que comimos durante años) no se puede ocultar más. Ahí está la panza, la lonja y el no poder subir escaleras ni correr una cuadra sin sentir que nos infartamos. Ahí está el desgano, la flojera, la ausencia de ánimo y fuerzas. Y empezamos a culpar al trabajo, al trajín de la vida, a los hijos, a los padres, a la esposa o al esposo, al trabajo, a la comida y a los restaurantes...

Y de repente, como inspirados por una luz que se enciende muy en el interior de nuestra mente, nos damos cuenta de que ha sido nuestra alimentación. ¡Han sido los lugares que frecuentamos! Tenemos que cambiar. Decidimos cambiar. ¡Sí señor! ¡Cambiaremos! Hoy es el día. Así que ya no más McRoman's, no más KFC. ¡Seremos libres al fin!



Saldremos con toda la familia a una nueva aventura culinaria. Una nueva y renovada visión de la nutrición. Dejaremos atrás lo que nos causó daño y buscaremos la verdadera felicidad alimenticia. A partir de hoy, comeremos en Sportortas Judas o mejor aún, en Mundo King.

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* * *

«Queremos alimentarnos sanamente pero "rapidito" y "facilito" decían en mi casa por eso vamos siempre a Mundo King».

Mis padres me comenzaron a llevar allí hace muchos años... Pero necesito algo más, algo diferente, algo extremo... Aunque, pensándolo bien ¿importa acaso el lugar a donde vaya a comer? Todo es lo mismo ¿qué no?

¿Nutrición? ¡Vamos, qué tontería! ¿No es toda la comida igual? Eso me enseñaron mis padres. Eso dicen en la televisión. Eso dicen en Internet. Eso dicen mis amigos. Eso digo yo.

yo

[Puedes leer "Fast Food - La Reflexión" que complementa a esta alegoría]
.

Comentarios

David López-Cepero ha dicho que…
Hola tocayo, que simpática y nutricional receta has dejado escrita, ja, ja... Y es que es importante cuidar lo que comemos, porque los cuerpos pasan factura, claro que sí...

De todos modos, hay otro alimento que no entra por la boca, ese al que también apuntas y, para no extenderme, no sé si habrás llegado a leer algo que publiqué con referencia a esto y que llamé Comida Basura Te dejo el enlace por si te interesa.

Saludos!!!
Peregrino:
Bienvenido nuevamente y gracias por tu comentario y tu recomendación. Ya he leído tu artículo. Te dejé un comentario.

Tengo pendiente una segunda entrega: "Fast food - una meditación". Complementará, ya sin alegorías, lo expresado en este primer artículo.

La verdad es que entre el alimento chatarra y nuestra indolencia por buscar alimento real, estamos cavando nuestra propia tumba espiritual.

Alertemos a nuestras iglesias locales y continuemos en esta labor a través de la red. No dejes de andar Peregrino.

Un abrazo, tocayo.
Luis Enrique Alvarado ha dicho que…
Dios te bendice hermano
Asi es, la comida rapida es la que abunda hoy en los pulpitos, comida que llena pero no nutre por su bajo contenido espiritual.

Hace tienpo escribi algo parecido te dejo el link por si quieres checarlo.
http://verdadyluzhoy.blogspot.com/2008/04/solo-comida-chatarraaaaa.html
Saludos
Como dice el dicho, Luis Enrique: "No tiene la culpa el indio, sino quien lo hace compadre". (Lo que quiera que eso signifique, ja, ja, ja.)

Ya hablando en serio, la culpa es bilateral. Dice otro dicho que "tanto peca el que mata a la vaca como el que le amarra la pata". El "Chef" debe servir comida de calidad y el "Comensal" debe buscar la comida nutritiva (y exigirla, de ser necesario).

La pregunta obligada es: y nosotros ¿qué clase de comensales somos?

Gracias por tu recomendación; muy buen artículo. Saludos.

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